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martes, 24 de noviembre de 2015

Sara en mis sueños.

Sara y yo llevábamos saliendo dos meses y habían sido maravillosos. Una noche tuvimos la mejor cita de nuestras vidas y ese día jamás lo voy a olvidar. Aquella grandiosa noche fui por ella a su casa (en taxi), como en cada encuentro le lleve dulces: gomas en forma de panditas y chocolates con menta, sus favoritos y con los que le robé una primera sonrisa y con los que empezamos a escribir nuestra historia. Cuando llegué a su casa, ella ya estaba lista, se veía hermosa, un vestido casual formal color morado, cabello suelto, aretes en todas sus perforaciones que rodeaban sus orejas, poco maquillaje y un labial que hacía que deseara besarla desde el primer momento de la noche en que la vi.
Todo salió a la perfección, tal cual de película: soy un cursi de lo peor, ¿pero quién no lo es cuando está enamorado?, fuimos a cenar una deliciosa pizza a nuestro lugar favorito, pedimos pizza de jamón y morrón acompañada de un vino tinto, la plática fluyo muy bien, como siempre y es que ella es... ella es una mujer interesante, es curiosa, es divertida, es amorosa, es intensa, es... mucho más de lo que yo le pedía  a la vida, verla sonreír poco a poco se volvió mi adicción favorita y luego su mirada, era una mirada llena de brillo que yo sentía morir. En fin, la cena fluyó bien, ni una sola interrupción en nuestros besos, en nuestras caricias, en la plática, en las risas, en el disfrute de nuestra compañía, al momento de pedir la cuenta sonó de fondo nuestra canción favorita: "catch and release" de Matt Simons, al escucharla me tomo de la mano, me miró, sonrió y comenzó a cantarla suavemente, casi como un susurro y yo me perdí en ella, en el movimiento de sus labios y sonreí como idiota, baje la mirada un microsegundo y entonces ella hizo una ligera presión en mi mano eso era una señal de que no la dejara sola, así que comencé a cantar también, éramos unos locos enamorados cantando en aquel lugar, estábamos cerrando con éxito nuestra cena de aquella primera cita, de aquella primera vez en que salimos como pareja.
Al salir del lugar le ofrecí mi mano para caminar juntos unas cuadras, antes de que... antes de que tuviéramos que tomar el taxi de regreso, primero a su casa y después a la mía, ella tomo mi mano y sentí su piel fría y delicada y yo me sentí volar,- ¡era ella! -mi corazón gritaba, nuestras manos embonaban perfectamente y no solo eso, nuestra locura congeniaba perfectamente, al tomarnos de la mano y caminar unas cuadras, hablamos de 3 cosas importantes:
1.- su perro Hugo a quien ama con todo su ser, que había estado algo delicado en las últimas semanas, era un perro nervioso y eso hacía que se rascara más de lo normal, pero ya lo había llevado al veterinario y en conclusión, era bueno relajar a Hugo jugando mucho con él.
2.- Sus sueños y sus miedos.
Y 3.- De nosotros; planeamos salidas al cine, visitas en casa, ir al teatro, desayunar, comer o cenar más seguido...
Caminamos tan solo unas 10 cuadras y ahí tomamos el taxi, en el camino no hubo momento en el que no paráramos de reír, reíamos sobre nuestras anécdotas de secundaria, de la prepa o de la misma universidad, estábamos pasándola tan bien, que hasta el taxista reía "discretamente" con cada historia que nos compartíamos, al llegar a su casa, decidí pedirle al taxista que me esperará unas 3 cuadras más adelante y así fue, nos bajamos, el taxi avanzó y caminamos a la puerta de su casa, nos detuvimos un momento, la tomé nuevamente de la mano y continué: eres maravillosa Sara, me encantaría seguir escribiendo contigo una gran historia, ella sonrío y me dijo: así será, en seguida nos besamos y al sentir el contacto de sus labios en los míos, cerramos los ojos, en aquel instante pudimos crear un universo que era solo nuestro, un universo sin tiempo y sin peros para el amor, estábamos justo en aquel disfrute cuando sonó el despertador,  que hizo abrir de un solo golpe mis ojos y me despertó de este sueño, eran las 7:00 A.M. apague la alarma y miré mi celular, habían pasado más de 10 hrs en que yo me había quedado dormido, -Fue todo un sueño, maldita sea- me dije muy desanimado.
Sara ya no estaba más conmigo, lo nuestro tenía poco más de 10hrs de haberse terminado y yo me había quedado dormido pensando en ella, Sara no quería estar más conmigo, sus miedos y sus sueños no los quería compartir conmigo y mi realidad era que yo me tenía  que conformar siempre con la breve historia que escribí con ella y con éste sueño, éste sueño que me hace enloquecer de saber que ya jamás se podrá volver realidad.

Al escribir esto déjenme decirles que hace poco más de 1 mes que no se nada de ella y mis sentimientos siguen latentes a su recuerdo, sin embargo, ella no me ha buscado, sabe donde encontrarme pero no me busca, a veces me pregunto: ¿Cómo fue que me dejo de querer?, me gustaría saber la respuesta para hacerlo también, para seguir con mi vida, para hacer como si de verdad su ausencia y su indiferencia no me hicieran sentir tristeza todas las noches. Olvidaré a Sara no sé cuando, no sé cómo, pero pasará, esperaré a que pasé. 

miércoles, 22 de julio de 2015

Carta de un terrícola


                  Miércoles 22 de Julio en algún lugar de la Mancha

¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Qué me define? ¿Soy quien creo que soy, o solo soy la aceptación de lo que los demás dicen que soy? ¿soy feliz en donde estoy, con quien estoy y  con lo que hago?... así son miles y miles de preguntas que nos hacemos por las noches, mientras nos duchamos, mientras vamos camino a la escuela o al trabajo, mientras comemos, en fin, son preguntas que en realidad si te das cuenta llegan en esos momentos que crees que te has perdido.

Hace unos días me prometí regresar a lo que en realidad me hace feliz, eso que te motiva a despertar y sentir que tienes mucho por hacer, que los planes te hacen suplicar e implorar que tu día sea siempre de 48hrs para que te dé tiempo de hacer todo lo planeado en tu cabeza y pensándolo bien, que aquello suceda es un tanto complicado, no me refiero a que el día dure más, sino que te encuentras que son pocos aquellos que hacen lo que aman, sobre todo en esta sociedad llena de etiquetas y de vidas superficiales.

Yo trabajaba para una empresa cuyo único objetivo es vender, vender, vender, ah y por cierto, vender, no los culpo, finalmente de eso viven, sin embargo desde que comencé yo estaba seguro que  eso debía durar poco y que debía recobrar mi verdadera vida pronto. Al principio aquello no parecía ir tan mal y aunque salía ya tarde aún conservaba una buena actitud y entonces sin darme cuenta ya había transcurrido  1 año tres mes, un tiempo suficiente para sentir que ya comenzaba a ser un robot, ya no un TERRÍCOLA, ¡Que fea sensación! digamos que era un robot listo para que fuera quincena y entonces poder embriagarme agusto- pero eso no es suficiente- me decía cada mañana.
He de confesar que trabajar para esa empresa no fue tan malo después de todo, conocí a gente grandiosa, hice pocos amigos pero de esos que valen la pena, también romancee agusto y también tuve un amor platónico de la que seguro más adelante les contaré, pero de la cual me hice un muy buen amigo y con la cual aún seguimos en contacto (afortunadamente), también me puse a prueba en muchas ocasiones y ahora reflexionándolo, me siento orgulloso de saber que salí adelante. Y como les contaba aunque fue un TRABAJO en el que aprendí mucho, un día- un muy buen día diría yo- decidí darle fin a ese ciclo, porque me di cuenta que no era feliz, que cada vez creaba menos y sobre todo cada día que pasaba, yo no era yo, que triste es esa sensación de añoranza. 
Pero entonces cual superhéroe saliendo de los escombros me decidí a volver a ser feliz, a crear mucho, a seguir luchando por mis sueños, así que en cuanto llegué al trabajo me dirigí a firmar la renuncia, mientras firmaba el papeleo me sentía cada vez más libre, que grandiosa sensación, es como si el superhéroe se diera cuenta de pronto que, aquel mal que lo atacaba, era el que había quedado enterrado y no él.


Y entonces aquí estoy retomando mi vida, mis letras, mis historias, mis sueños, esperando que tu al leer éste manusctrito, estés viviendo la vida que quieres vivir, sobre todo, que los pasos que estés dando vayan directo a tus metas- las pequeñas, medianas y grandes- pero que estés siendo locamente feliz y sino es así, que sepas que un terrícola con nombre X, un día decidió elegir unas de las cosas más importantes de su vida, dejar aquello que le da dinero pero no felicidad, por aquello que le da infinita felicidad y algo de dinero, porque un día yo, me hice  todas esas preguntas con las que comencé ésta carta, y entonces recordé quién soy, a dónde voy, que es eso que me define y sobre todo recordé que todas las personas que he conocido y que me han hecho crear GRANDES HISTORIAS son en realidad las que han aportado a la creación de lo que soy y por todas esas criaturas que ya son parte de mi historia, he decidido escribir de nuevo para ustedes porque así doy un paso más a mi gran pasión por la libertad de ser locamente feliz. (Claro sin dejar de ser terrícola porque eso soy)

miércoles, 25 de marzo de 2015

LA NOCHE DE DIEGO Y LUZ


22 de Marzo. 11:30 P.M

Diego me llevó a casa y  justo cuando iba a poner la llave dentro de la cerradura sorpresivamente me tomó de la cintura, di un pequeño salto pero no me alejé, él no me dijo absolutamente nada  y yo no sabía si lo correcto sería dejarme llevar y darnos ese beso que pedíamos ambos a gritos durante toda la cena, mientras pensaba en todos estos detalles, él se acercó mucho más a mí, sentí el calor de su cuerpo sobre mi espalda, con una de sus manos hizo mi cabello a un lado para descubrir el cuello, despacio y con delicadeza, de tal manera como si estuviera cuidando de un diamante, solo para cambiarlo de sitio, sentí de pronto sus labios recién húmedos  sobre mi cuello, un  beso tras otro me hacían vibrar el cuerpo entero, entonces  mi respiración ya no era la misma así que  sin pensarlo ya siquiera  fui despegando la llave de la cerradura, me voltee despacio para mirarlo de frente. Cuando  por fin nos volvimos a mirar, acercó casi un 90% sus labios a los míos, me miro a los ojos como esperando que yo completara con el 10%, sonreí  y me acerque, el beso comenzó suavemente pues  nuestros labios aún estaban tibios, sin embargo, nuestras manos ya comenzaban con el jugueteo entre ellas y entre nuestros cuerpos, (debo confesar que hoy al bañarme me di cuenta que mi cuerpo no puede olvidar sus manos perfectas tocando mis pechos, mi cintura, mi sexo, mis piernas, sus besos en el cuello y mis labios), poco a poco sin darnos cuenta los besos tibios  ya no eran tan tibios, hacía calor, él me daba calor. ¿Quién era testigo de aquel hermoso encuentro?- me pregunte por un segundo y al final me respondí- Siendo testigos de aquel encuentro solo la luna, la fachada de mi casa y el aire, aquellos que no dirán nada pero me lo recordaran cuando menos lo pida.

Poco a poco el calor fue disminuyendo, se escuchaba a lo lejos alguien por pasar sobre esa calle a lo que Diego susurro mientras se alejaba poco a poco de mi: ¡control! un poco más de control. Mujer, es mejor que entras a casa. Nos despedimos nuevamente con un beso apresurado y una sonrisa en la que nos decíamos: ¡esto no se quedara aquí!, algo así como: "ésta historia continuara..."


Al entrar a casa pensé: qué bien me hace sentir Diego, no solo al besarme y tocarme sino al estar conmigo y poder conversar y en cada platica conocerlo un poco más, debo estar enamorándome me dije para mis adentros, que sé yo, sea lo que sea que me hace sentir Diego no quiero que se acabe, pero la felicidad es efímera así que aquí estoy, despierta, mirando hacia el techo de mi habitación, pensando en él, en su compañía y esperando ansiosamente volver a verlo y continuar, solo continuar la historia.