Mi nombre es Luis y me declaro un fan enamorado, no solo de ella, sino
de su música y de lo que me hace sentir, probablemente no sea el único lunático
que se atreve a decirlo, pero es solo eso, algo que se dice y que sabes que no
va a ir más allá, no seré el fan que da miedo, que acosa y envía mensajes privados
por facebook, solo seré el fan que dice que - Marissa Mur es la artista que me
gusta y punto.
Me atrevo a compartir con ustedes que hace poco tuve la mayor
pérdida que hasta ahora en mi
vida había tenido y por lo mismo no me
había animado asistir a un evento solo,
sin embargo, una tarde navegando por los bajos y ociosos mundos del facebook me
enteré que mi artista favorito iba a tener un concierto en un bar que está muy
cerca de casa así que aunque dudé entre
asistir o no, unos días antes decidí que si iría y que no podría perderme la
oportunidad de verla y escucharla por segunda ocasión en vivo. Así que la noche del 29 de Junio a las 8:00 p.m,
estaba terminando de arreglarme- ¿qué debo ponerme?- me preguntaba, pues debía
verme bien para esa gran noche, mientras me arreglaba me mi miraba en el espejo
tan entusiasmado y me dio gusto verme de nuevo con buena actitud, terminé de afinar
mi peinado alocado, me puse un poco de perfume, tomé mi billetera, mis llaves,
mi sonrisa y salí de casa dispuesto a pasar una velada sensacional.
Aproximadamente a las 9:15 me encontraba llegando al dichoso bar
llamado "Maison Artemisia", entré sobre un pasillo semi oscuro y subí
las escaleras que me conducían a la zona del bar, cuando terminé de subir las
escaleras, mi corazón latía fuerte, me sentía nervioso y no sabía muy bien
porque, debo admitir que al llegar ahí sólo me hizo sentir un poco patético
e incluso estuve a punto de salir corriendo y volver a
casa para encerrarme nuevamente, pero al voltear mi cabeza a mi lado izquierdo,
miré aquel mundo en donde en un rato más
ocurriría magia y yo sería testigo de eso, así que sin dudarlo más caminé con
una gran sonrisa hacia la barra del bar.
Cuando el barman me pasó la carta de cockteles, me sentía indeciso, había
tantos y yo con ganas de probarlos todos, pero había que decirme por uno
primero, así que leí unas 3 veces la carta y hubo uno en especial que llamó mi
atención "Manhattan Cocktail", antes de pedirlo le pregunte al mesero
si pedirlo sería buena idea, quería una opinión de un experto y que mejor que
la opinión del barman, a lo que él me contesto - Es una noche fría, estás a
punto de presenciar un concierto con grandes canciones y si tu corazón está
roto, claro que es buena idea-, al escuchar eso último solo dije - no se hable
más, dame uno-, el barman como todo chico alivianado, me estrecho la mano y me
dijo -excelente amigo, en un momento te lo sirvo - y así fue, a los 5 minutos
ya tenía la bebida frente a mí, hice un pequeño brindis al aire y bebí un poco.
Mientras el trago pasaba por mi garganta mire a mi alrededor, mis ojos
brillaron cuando la miré a ella, ahí estaba, no era un sueño, era mi artista,
la que me había hecho volar con sus canciones, ahí estaba, con su gran estilo
que la caracteriza, vestía una chaqueta negra, blusa blanca, pantalones negros,
un sombrero y unas botas espectaculares,
ella platicaba con gente a su alrededor y no se percibía nerviosa, al
contrario, muy relajada conversaba, bebía agua y observaba el lugar.
Miré el reloj y eran las 9:55 p.m., yo estaba sentado justo enfrente de
donde se daría el concierto, cabe mencionar
que tuve suerte de encontrar ese lugar desocupado, para cuando yo me
pude sentar ya iba por mi segundo cocktel de la noche que era una bebida
inventada por el barman esa misma noche, que le puso por nombre "Lisa
Cocktel", no entraré ahora en detalles con relación al origen de dicha
bebida, el punto es que cuando estaba bebiéndolo, llegaron unas personas que
hicieron que a Marissa Mur le brillaran sus ojos y su sonrisa, los abrazó, les
dio la bienvenida y entonces... me enteré que eran sus padres, que hacía tiempo
que no presenciaban un concierto de su hija, debo admitir que me entró un poco
la nostalgia por aquel encuentro del que fui testigo, pues me hizo recordar a
esa persona que ahora no está conmigo físicamente y quien también me miraba de
la misma manera en que lo hacían sus padres a Marissa, cuando tenía alguna
presentación de teatro.
A las 10 pm dio inicio el concierto y Marissa Mur junto con su gran
equipo de músicos comenzaron a proyectar su gran pasión por la música. Yo
cantaba y disfrutaba de cada canción, cuando la veía pensaba- ¿qué habrá
sentido al terminar de escribir esta canción y cantarla por primera vez?- eso
mismo me preguntaba cada que terminaba de deleitarnos con alguna canción. El
tiempo transcurrió deprisa, así como regularmente es cuando la estás pasando
muy bien y de verdad me sentía bien, me sentía especial por ser parte de ese
momento en el que Marissa me arrebató sonrisas llena de recuerdos y no me
sentía solo, me sentía completamente acompañado, casi al finalizar el concierto
cerró con broche de oro con la canción que no había parado de cantar durante
las 2 últimas semanas antes de ese día, "un desliz" se llama esa
rola, que digo rola, es un rolon señoras y señores, así que en cuanto comenzó
la canté cerrando los ojos pero con los sentimientos abiertos al 100%.
Cuando acabó el concierto, le di el último sorbo a mi bebida, miré por
última vez ese lugar y a las personas, era mi manera de despedirme de todos y
de agradecerles por su compañía, probablemente suene ridículo pero fue así, en
cuanto termine de hacerlo, me levante de mi lugar y caminé hacía Marissa Mur,
sentí esos nervios que te dan al conocer a alguien que admiras por lo que hace
y por su belleza.
¿Qué les digo? el saludarla y hacerle saber que me gusta lo que hace me
hizo sentir bien, pocas veces se le dice a las personas lo que uno quiere y yo
tuve la oportunidad, un abrazo al inicio y uno al final, me permitieron
expresarle mi agradecimiento por ayudarme a vivir de nuevo en una noche en la
que probablemente sino hubiera sido por ese grandioso evento, hubiera sido como
cualquier otro. Aquella noche regresé a casa, contento (no por los cockteles
que bebí) sino porque me sentí vivo de nuevo.