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miércoles, 21 de septiembre de 2016

La señora del periódico


Hace ya varios días que la distancia entre mi corazón y el aire frío de un amanecer en invierno no se nota....
Algo diferente sucede cada mañana, cuando tomo las llaves de la casa, las encierro en un puño y mientras las guardo, la calle me roba un suspiro al iniciar mi caminar...

La única mirada cálida es la de aquella anciana que día a día, sin que al parecer le pida permiso a su cansado cuerpo, le da vida a ese puesto de periódicos (el cual es ya más bien una parte de folclore de la colonia que un buen negocio) con todo acomodado cuando paso...

Cuando paso parece que nuestras miradas tienen ya una cita... Antes de estos días, siempre nacía en mi una gran sonrisa mientras que la de ella era ligera pero muy sincera...

Ahora su mirada sigue igual pero su sonrisa es más grande... Como si se hubiera robado la mía....

Claro que ella no fue la ladrona...

Tomo un té de mi camino al trabajo, ese vaporcito que le sale es un encuentro con aquel recuerdo de mi madre: ella se deleitaba con café por las mañanas mientras a mí me deleitaba su manera de hablar tanto y tanto en un lapso tan corto que teníamos para el desayuno... Porque solo eso tenía de ella en el día... En mis días de secundaria...

Aún extraño tanto de eso, porque mucho de lo que en aquel tiempo sólo se me hacían palabrerías de una mujer de treinta y tantos, ahora parecen ser un horóscopo personal y atinado....

¡¡Claro que no leo los horóscopos!! Lo que hice fue una comparación para ser más condescendiente y no parecer pesada...

Porque si algo tenía yo antes de estos días era una ligereza vital... Lo único pesado para mí era el momento, día con día, en que feliz me tomabas de la mano para salir a pasear y platicar; tus manos no eran tan grandes, pero tu manera de entenderme sí que lo fue...

Para mi madre tener alguien a lado se hacía necesario, por eso se pasó la vida de novio en novio, siempre como buscando al que se encargara de su vida, para no ser ella quien se aventara tan fuerte responsabilidad... Lo expreso sin abusar del tono de burla sarcástica, claro.

No digo que era mala, más bien, no fue buena con ella misma... En ese río de vida se llevó cual hojas secas a uno que otro cristiano de corbata y una de ellas fui yo...

¡Qué ironía! Justo en aquel día en el que te fuiste estaba a punto de demostrarte que no eras tú quien debía aguantar tanta ligereza de mi parte... Tanta falta de compromiso...

Te amo y ahora sé que estaba huyendo de una vida ajena... Yo no quería terminar como mi madre... Nunca quise depender de nadie... Porque vi tantas lágrimas a causa de eso...

Sin despedir te marchaste y yo quería tenerte de frente y tomarte en mis brazos mientras te daba las gracias por todas las tardes de pláticas caminando, que en su momento me parecieron demasiadas...

Porque tú hablabas y aunque tuve la oportunidad de igual hacerlo... Sólo dejaba pasar el tiempo para que no conocieras mucho más de mí... de ese vacío que nunca quise enfrentar.

En las calles veo tantas caras conocidas   -no por ser muy amiguera, trato con mucha gente que no es lo mismo- porque reconozco en cada grande sonrisa, en cada mirada sin brillo, en cada carcajada, en un gesto fingido, en cada beso sin amor... Seres como yo, que viven confundiendo la libertad con dar rienda suelta al egocentrismo...

Hace unos días pensé que seguía siendo la misma, pero es que por fin siento la verdadera ligereza de mi vida al soltar tanto guardado....

Y también el humor sarcástico del tiempo me dejó ver que mientras me sentía un ave de plumajes únicos, yo sólo era la más común de las personas, que lo que nunca debí soltar por sentirme prisionera sin estarlo... era tu vida a mi lado...

Hace ya varios días que no sé de ti nada... Pero sí de mí mucho....

Hace ya varios días que tú sonrisa pura, es la sonrisa de mi corazón... Tengo los dos juegos de llaves y nadie está junto a mí murmurando armonía...

Lo único que me sigue acompañando cada mañana, es aquella mirada buena de la señora de los periódicos... Entiendo que esa gran sonrisa no es más que una invitación para hacer de un rostro lúgubre algo más  iluminado...

Ya tengo un plan. Comenzaré a discreción una  batalla de sonrisas y de miradas cálidas con ella, así disfrutaré de compartir como siempre debí hacerlo contigo, mientras mi contrincante pueda y quiera hacer momentos con una ex miedosa como yo...

Con un té, una señora de los periódicos y un recuerdo tuyo... Procuro hacer las paces con tu ausencia...

Espero, porque lo mereces bien, tengas muchas señoras del periódico y más hermosas ironías en tu vida... Seres como tú hacen que personas como yo escupamos el agua antes que nos ahogue el alma... Aunque no siempre se queden para disfrutarlo... Te debo eso... Algún día podré recompensarlo? 


Por Magdalena Alanis F.