Hace ya varios días que la distancia entre mi corazón y el aire frío de un amanecer en invierno no se nota....
Algo diferente
sucede cada mañana, cuando tomo las llaves de la casa, las encierro en un puño y
mientras las guardo, la calle me roba un suspiro al iniciar mi caminar...
La única mirada cálida es la de aquella anciana
que día a día, sin que al parecer le pida
permiso a su cansado cuerpo, le da vida a ese puesto de periódicos (el cual es ya más bien una parte de folclore de
la colonia que un buen negocio) con todo acomodado cuando paso...
Cuando
paso parece que nuestras miradas tienen ya una cita... Antes de estos días, siempre nacía en mi una gran sonrisa
mientras que la de ella era ligera pero muy sincera...
Ahora su
mirada sigue igual pero su sonrisa es más grande... Como si se hubiera robado la mía....
Claro que
ella no fue la ladrona...
Tomo un té de mi camino
al trabajo, ese vaporcito que le sale es un encuentro con aquel recuerdo de mi
madre: ella se deleitaba con café por las mañanas mientras a mí
me deleitaba su
manera de hablar tanto y tanto en un lapso tan corto que teníamos para el desayuno... Porque
solo eso tenía de ella en el día... En mis días de secundaria...
Aún extraño tanto de eso, porque mucho de lo que en aquel tiempo sólo se me hacían palabrerías de una mujer de treinta y
tantos, ahora parecen ser un horóscopo personal y atinado....
¡¡Claro que no leo los horóscopos!! Lo que hice fue una
comparación para ser más condescendiente y no parecer pesada...
Porque si
algo tenía yo antes de estos días era una ligereza vital... Lo único pesado para mí era el momento, día con día, en que feliz me tomabas de la
mano para salir a pasear y platicar; tus manos no eran tan grandes, pero tu
manera de entenderme sí
que lo fue...
Para mi
madre tener alguien a lado se hacía necesario, por eso se pasó la vida
de novio en novio, siempre como buscando al que se encargara de su vida, para
no ser ella quien se aventara tan fuerte responsabilidad... Lo expreso sin
abusar del tono de burla sarcástica, claro.
No digo
que era mala, más bien, no fue buena con ella
misma... En ese río de vida se llevó cual
hojas secas a uno que otro cristiano de corbata y una de ellas fui yo...
¡Qué ironía! Justo en aquel día en el que te fuiste estaba a
punto de demostrarte que no eras tú
quien debía aguantar tanta ligereza de mi
parte... Tanta falta de compromiso...
Te amo y
ahora sé que estaba huyendo de una vida ajena... Yo no quería terminar como mi madre...
Nunca quise depender de nadie... Porque vi tantas lágrimas a causa de eso...
Sin
despedir te marchaste y yo quería tenerte de frente y tomarte en
mis brazos mientras te daba las gracias por todas las tardes de pláticas caminando, que en su
momento me parecieron demasiadas...
Porque tú hablabas y aunque tuve la
oportunidad de igual hacerlo... Sólo dejaba pasar el tiempo para
que no conocieras mucho más de mí... de ese vacío que nunca quise enfrentar.
En las
calles veo tantas caras conocidas -no
por ser muy amiguera, trato con mucha gente que no es lo mismo- porque
reconozco en cada grande sonrisa, en cada mirada sin brillo, en cada carcajada,
en un gesto fingido, en cada beso sin amor... Seres como yo, que viven
confundiendo la libertad con dar rienda suelta al egocentrismo...
Hace unos
días pensé que seguía siendo la misma, pero es que por fin siento
la verdadera ligereza de mi vida al soltar tanto guardado....
Y también el humor sarcástico del tiempo me dejó ver que
mientras me sentía un ave de plumajes únicos, yo sólo era la más común de las personas, que lo que nunca debí soltar por sentirme prisionera
sin estarlo... era tu vida a mi lado...
Hace ya
varios días que no sé de ti nada... Pero sí de mí
mucho....
Hace ya
varios días que tú sonrisa pura, es la sonrisa de
mi corazón... Tengo los dos juegos de
llaves y nadie está
junto a mí murmurando armonía...
Lo único que me sigue acompañando cada mañana, es
aquella mirada buena de la señora de los periódicos... Entiendo que esa gran
sonrisa no es más que una invitación para hacer de un rostro lúgubre algo más
iluminado...
Ya tengo un plan. Comenzaré a discreción una batalla de sonrisas y de miradas cálidas con ella, así disfrutaré de compartir como siempre debí hacerlo contigo, mientras mi contrincante pueda y quiera hacer
momentos con una ex miedosa como yo...
Con un té, una señora de
los periódicos y un recuerdo tuyo...
Procuro hacer las paces con tu ausencia...
Espero,
porque lo mereces bien, tengas muchas señoras del periódico y más hermosas ironías en tu vida... Seres como tú hacen que personas como yo
escupamos el agua antes que nos ahogue el alma... Aunque no siempre se queden
para disfrutarlo... Te debo eso... Algún día
podré recompensarlo?
Por Magdalena Alanis F.