Sara y yo
llevábamos saliendo dos meses y habían sido maravillosos. Una noche tuvimos la
mejor cita de nuestras vidas y ese día jamás lo voy a olvidar. Aquella
grandiosa noche fui por ella a su casa (en taxi), como en cada encuentro le
lleve dulces: gomas en forma de panditas y chocolates con menta, sus favoritos
y con los que le robé una primera sonrisa y con los que empezamos a escribir
nuestra historia. Cuando llegué a su casa, ella ya estaba lista, se veía
hermosa, un vestido casual formal color morado, cabello suelto, aretes en todas
sus perforaciones que rodeaban sus orejas, poco maquillaje y un labial que
hacía que deseara besarla desde el primer momento de la noche en que la vi.
Todo salió a
la perfección, tal cual de película: soy un cursi de lo peor, ¿pero quién no lo
es cuando está enamorado?, fuimos a cenar una deliciosa pizza a nuestro lugar
favorito, pedimos pizza de jamón y morrón acompañada de un vino tinto, la
plática fluyo muy bien, como siempre y es que ella es... ella es una mujer
interesante, es curiosa, es divertida, es amorosa, es intensa, es... mucho más
de lo que yo le pedía a la vida, verla
sonreír poco a poco se volvió mi adicción favorita y luego su mirada, era una
mirada llena de brillo que yo sentía morir. En fin, la cena fluyó bien, ni una
sola interrupción en nuestros besos, en nuestras caricias, en la plática, en
las risas, en el disfrute de nuestra compañía, al momento de pedir la cuenta
sonó de fondo nuestra canción favorita: "catch and release" de Matt Simons,
al escucharla me tomo de la mano, me miró, sonrió y comenzó a cantarla
suavemente, casi como un susurro y yo me perdí en ella, en el movimiento de sus
labios y sonreí como idiota, baje la mirada un microsegundo y entonces ella
hizo una ligera presión en mi mano eso era una señal de que no la dejara sola,
así que comencé a cantar también, éramos unos locos enamorados cantando en
aquel lugar, estábamos cerrando con éxito nuestra cena de aquella primera cita,
de aquella primera vez en que salimos como pareja.
Al salir del
lugar le ofrecí mi mano para caminar juntos unas cuadras, antes de que... antes
de que tuviéramos que tomar el taxi de regreso, primero a su casa y después a
la mía, ella tomo mi mano y sentí su piel fría y delicada y yo me sentí volar,-
¡era ella! -mi corazón gritaba, nuestras manos embonaban perfectamente y no
solo eso, nuestra locura congeniaba perfectamente, al tomarnos de la mano y
caminar unas cuadras, hablamos de 3 cosas importantes:
1.- su perro
Hugo a quien ama con todo su ser, que había estado algo delicado en las últimas
semanas, era un perro nervioso y eso hacía que se rascara más de lo normal,
pero ya lo había llevado al veterinario y en conclusión, era bueno relajar a
Hugo jugando mucho con él.
2.- Sus
sueños y sus miedos.
Y 3.- De
nosotros; planeamos salidas al cine, visitas en casa, ir al teatro, desayunar,
comer o cenar más seguido...
Caminamos
tan solo unas 10 cuadras y ahí tomamos el taxi, en el camino no hubo momento en
el que no paráramos de reír, reíamos sobre nuestras anécdotas de secundaria, de
la prepa o de la misma universidad, estábamos pasándola tan bien, que hasta el
taxista reía "discretamente" con cada historia que nos compartíamos,
al llegar a su casa, decidí pedirle al taxista que me esperará unas 3 cuadras
más adelante y así fue, nos bajamos, el taxi avanzó y caminamos a la puerta de
su casa, nos detuvimos un momento, la tomé nuevamente de la mano y continué:
eres maravillosa Sara, me encantaría seguir escribiendo contigo una gran
historia, ella sonrío y me dijo: así será, en seguida nos besamos y al sentir
el contacto de sus labios en los míos, cerramos los ojos, en aquel instante
pudimos crear un universo que era solo nuestro, un universo sin tiempo y sin peros para el amor, estábamos justo en
aquel disfrute cuando sonó el despertador, que hizo abrir de un solo golpe mis ojos y me
despertó de este sueño, eran las 7:00 A.M. apague la alarma y miré mi celular,
habían pasado más de 10 hrs en que yo me había quedado dormido, -Fue todo un
sueño, maldita sea- me dije muy desanimado.
Sara ya no
estaba más conmigo, lo nuestro tenía poco más de 10hrs de haberse terminado y
yo me había quedado dormido pensando en ella, Sara no quería estar más conmigo,
sus miedos y sus sueños no los quería compartir conmigo y mi realidad era que
yo me tenía que conformar siempre con la
breve historia que escribí con ella y con éste sueño, éste sueño que me hace
enloquecer de saber que ya jamás se podrá volver realidad.
Al escribir
esto déjenme decirles que hace poco más de 1 mes que no se nada de ella y mis
sentimientos siguen latentes a su recuerdo, sin embargo, ella no me ha buscado,
sabe donde encontrarme pero no me busca, a veces me pregunto: ¿Cómo fue que me
dejo de querer?, me gustaría saber la respuesta para hacerlo también, para
seguir con mi vida, para hacer como si de verdad su ausencia y su indiferencia
no me hicieran sentir tristeza todas las noches. Olvidaré a Sara no sé cuando,
no sé cómo, pero pasará, esperaré a que pasé.